El 4 de septiembre de 2020 quedó algo muy claro en ‘La isla de las tentaciones 2’: lo que España quiere ver en televisión son cuernos.
Llevamos 4 episodios de la segunda temporada de ’La isla de las tentaciones’ y aunque esperábamos el programa como agua de mayo, las dos primeras entregas triunfaron en audiencia (alrededor del 17% de cuota de pantalla) pero no lo que se esperaba.
Teniendo en cuenta el éxito y la repercusión social que tuvo la primera temporada, esperábamos que el estreno de la segunda superara el 20 por ciento desde el principio.
Además, hay que tener en cuenta que la temporada actual es mucho más ‘cañera’ que la anterior. Desde el minuto cero no faltaron las broncas, las lágrimas, las rupturas y los dramas.
Rivalidad entre mujeres, celos patológicos y mucho riesgo: el grave problema de ‘La isla de las tentaciones 2’
Pero no fue hasta, la entrega del miércoles 30 de septiembre de 2020 que la cosa empezó a ‘mejorar’. ¿Por qué? Porque, entre otras cosas, vimos la escena más viral de este año. Aquella en la que una de las participantes, Melyssa, se escapó de su villa para ir a ver a su novio, Tom, e insultarle por haber tonteado con toras chicas. Todo muy fuerte pero aún no había ‘cuernos’ como tal.
Los cuernos, un imán para la audiencia
Pero llegó el domingo 4 de octubre de 2020 y ‘La isla de las tentaciones’ arrasó consiguiendo su máximo de audiencia con el 20.4% de share y 2,7 millones de espectadores. Y fue en ese capítulo en el que vimos las primeras infidelidades de la temporada: La de Tom a Melyssa con Sandra, y la de Mayka a Pablo con Óscar.
Y la cosa va a ir a más puesto que en los avances de la próxima entrega hemos visto la primera escena de sexo de la temporada, lo que significará que la audiencia va a subir considerablemente.
No estamos descubriendo la pólvora si decimos que el espectador de ’La isla de las tentaciones’, lo que quiere es ver infidelidades. Esa es la razón de ser el formato. De ahí que la audiencia suba. Pero hay algo curioso.
Si los ‘cuernos’ hubieran surgido en el primer episodio no nos habría gustado. Demasiado rápido y forzado. Pero también llama la atención suba la audiencia justo cuando empieza el sexo.
Conozco gente que se enganchó al programa justo en ese capítulo cuatro sólo por el morbo. De hecho, muchos, que no habían visto nunca el programa, me llamaron escandalizados, alegando que el programa fomenta las relaciones tóxicas. No es cierto. Las muestra, no las fomenta ¿O sí?
En un programa dedicado a las infidelidades, lo que quieres ver es eso, claro que sí. Ninguna la de las parejas que participan allí son sanas. Si lo fueran no irían.
La base de la narrativa es el conflicto, por eso, que haya gente que se queje de que en televisión no se den valores morales o positivos, no se comprende. Toda historia tiene que tener un drama y en ‘la isla de las tentaciones0 hay de sobra.
De hecho, si uno ve el programa tiene que estar muy enfermo si ve en esas parejas como un ejemplo a seguir. Son todo relaciones tóxicas.
Críticas a ‘La isla de las tentaciones’ y el esnobismo cultural
Un ejemplo; El lunes 5 de octubre de 2020, la actriz y presentadora Elisa Mouliaá cargó contra La isla de las tentaciones con el siguiente tuit.
Los que no vemos la isla de las tentaciones somos la resistencia. Se puede aguantar sin que te hipnoticen con una minucia repetida y música del señor de los anillos de fondo. ¿Os cuento un secreto? Se inventan todo ? me lo contó un amigo que hacía la edición de esta telebasura.
— Elisa Mouliaá (@ElisaMouliaa) October 5, 2020
Querida Mouliaá, primero, yo también tengo amigos en ese equipo y me dicen lo contrario que a ti. No se lo inventan todo, pueden provocar situaciones determinadas pero no las guionizan de principio a fin.
Segundo, no eres mejor o peor por ver ese programa. Sentirse de la «resistencia» por no verlo pero escribir un tuit en su contra significa que, primero, algo sí que lo sigue y, segundo, que no deja de ser típica actitud esnob.
¿Por qué nos gusta ver infidelidades en pantalla?
El problema es que, como pasó con la temporada pasada, los personajes más famosos, aquellos que pasarán a otros relaities y se convertirán en ídolos de masas (Fani Carbajo por ejemplo) serán los que más cuernos pongan. ¿Por qué? Porque son los conflictivos. Dan juego.
Nos gusta ver infidelidades en televisión como nos gustan los culebrones turcos. No veo la diferencia, a nivel moral, entre ‘La isla de las tentaciones’ y la serie ‘Mujer’ (en A3).
Las infidelidades crean partidos. O estás con la víctima o con el verdugo. Queremos odiar al infiel o justificarle. Y sobre todo, deseamos alimentarnos de la desgracia del ‘cornudo’ o ‘cornuda’, disfrutar y sufrir con su dolor, identificarnos con ellos e imaginar cómo habríamos actuado nosotros.
Sea como sea, y nos lo vendan como nos lo vendan, seguimos anclados en el amor entre la folclórica y el torero, los líos amorosos de toda la vida. ‘La isla de las tentaciones’ no nos da algo distinto que las novelas románticas de siempre