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«En España, los cargos se entregan a los amigos y a los parientes»

El científico español, aficando en EE.UU., ha recibido el premio Templeton, el de mayor cuantía del mundo, por su contribución al diálogo entre ciencia y religión

«En España, los cargos se entregan a los amigos y a los parientes»

El científico español Francisco José Ayala, galardonado con el Premio Templeton 2010 de EE.UU., el de mayor cuantía económica del mundo, lamenta que España no haya podido detener la fuga de cerebros. "Esta fuga es una pena. España se sigue desangrando desde hace muchos años", señaló el científico. El madrileño, de 76 años, llegó a Estados Unidos en 1961 para estudiar genética en la Universidad de Columbia, iniciando en Estados Unidos una exitosa carrera científica que le hecho merecedor de premios y reconocimientos de otras universidades.

"Sinceramente yo quise volver. Pero en España hay mucho nepotismo, los cargos se entregan a los amigos, a los parientes. Los que valen tienen muchas dificultades para triunfar", señala.

Para el ex sacerdote dominico en Salamanca que se naturalizó estadounidense en 1971, el problema de la fuga de cerebros tiene su origen en las condiciones económicas y las mejores facilidades de investigación en este país. En lo que se refiere a España, "es una situación difícil de corregir. Aquí, en Estados Unidos, se busca la calidad. Algo que desafortunadamente no ocurre en España. La solución está en invertir en la ciencia, en la educación", manifiesta.

Contra el creacionismo

Ayala es un experto en genética que en 1984 intervino en el recurrente debate en Estados Unidos que libran los partidarios de la evolución y los que apoyan la intervención de un ser superior como creador de todas las cosas. En esa ocasión, señaló que "si permitiéramos que el libro del Génesis se enseñara como ciencia, sería un error tan grande para la ciencia como para la religión".

En 1981, intervino en un caso contra la Junta de Educación del Estado de Arkansas sobre el tema del 'creacionismo', que desafió una ley que establecía un tratamiento similar para la 'creación' y la 'evolución' en los planes de estudio. El tribunal del distrito finalmente emitió una sentencia en contra de esa ley, al establecer que la visión creacionista carece de fundamento científico y de valor educativo y que vincula al Estado con la religión de forma anticonstitucional.

Pero el problema no quedó zanjado totalmente y cada cierto tiempo surgen en algunos Estados, sobre todos los más conservadores, propuestas para impulsar el creacionismo y eliminar las enseñanzas de la evolución que sus detractores consideran una teoría que no ha sido fehacientemente demostrada.

"La polémica entre evolución y el creacionismo no se plantea en España o en América Latina de la forma que ocurre aquí. Eso se debe al fundamentalismo que reina en Estados Unidos", manifiesta Ayala. Sin embargo, su posición, que podría contrastar con sus antecedentes religiosos, no ha sido un problema en sus contactos con la Iglesia Católica. "Yo sigo manteniendo muy buenas relaciones con la Iglesia y hasta he dado conferencias sobre Charles Darwin (1809-1882)", el naturalista inglés considerado el padre de la evolución.

Precisamente para Ayala, el galardón que recibió hoy "es un reconocimiento al valor del diálogo positivo entre la ciencia y la religión", expresado también hacia su persona por otras universidades y centros de estudios científicos, "incluyendo los de España", según señaló.

Un hombre del Renacimiento

Hace unos años, el diario The New York Times calificó a este científico español como "un hombre del Renacimiento", es decir un humanista que se destaca en todos los frentes del saber en que se involucra. "Parece que así es. A mis 76 años no tengo la intención de descansar. Seguiré escribiendo, estudiando. Haciendo de todo", indica. Como prueba de esa multiplicidad, Ayala resalta el hecho de que en 1981 compró una finca en las cercanías de Sacramento (California) que inicialmente era su lugar de descanso en los fines de semana. Pero a los pocos meses, aplicó sus profundos conocimientos de genética y comenzó a producir una serie de variedades de uva para distintas bodegas vitivinícolas de la región.

Al poco tiempo su viñedo se amplió para cubrir una superficie de 2.400 hectáreas en los condados de Sacramento y San Joaquín. "Ahora estoy produciendo vinos .... y son de alta calidad", afirma orgulloso.

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