El Pincha no despierta del letargo y sigue hundido en una crisis que no parece tener fin

Ya parece historia repetida tras el regreso oficial del fútbol. Casi cíclica. Ante una nueva oportunidad, una nueva decepción de Estudiantes. El equipo de Leandro Desábato volvió a evidenciar un presente que alarma, en el que no encuentra respuestas ni en el deseo de los pibes, y cayó nuevamente en UNO, estadio que lo vio ganar en apenas una oportunidad desde su estreno, en noviembre del año pasado.

En esta ocasión, fue Aldosivi de Mar del Plata quien, sin grandes figuras, se aprovechó de la crisis de un León lejos del que supo ser no hace tanto y, con muy poco, lo derrotó por 1 a 0.

Otra caída y otro partido sin poder romper el cero para los de Leandro Desábato

Emanuel Iñiguez fue el autor del nuevo golpe recibido por los de Desábato, producto de un descuido defensivo sobre el cierre de la etapa inicial y un cabezazo que no encontró respuesta ni en quien solía ser su hombre más confiable, Mariano Andújar.

Así, al equipo del Chavo, que hizo debutar a tres juveniles (Gaspar Di Pizio, Franco Romero y Esteban Obregón), le propinaron su tercera caída al hilo dentro de una Copa de La Liga Profesional en la que no encuentra el rumbo, los refuerzos no aparecen y el DT parece haber agotado los recursos humanos para modificar la situación.

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A Sarmiento le alcanzó con poco para ser el “mejorcito”

Con todo este combo, en cuatro fechas el Pincha es el último de la Zona 5, con apenas una unidad, y además sigue siendo el único equipo en toda la competencia doméstica que no ha anotado goles.

El panorama ya trasciende lo complejo y el horizonte no ayuda. Pese a la autocrítica y a las responsabilidades compartidas (aceptadas incluso por el propio entrenador antes y después del partido), ahora el grupo deberá arreglárselas para mostrar una mejoría sustancial en poco tiempo si es que quiere detener la anemia futbolística y aspirar a seguir con chances de soñar con una Zona Campeonato que parece prácticamente imposible.

El próximo lunes será el momento de salir a la cancha, nuevamente en UNO, para medirse con San Lorenzo, equipo que hoy asoma varios escalones por encima de este Estudiantes desabrido, que no lastima, y que paga muy duro las distracciones cometidas.

FALLÓ DONDE NO SE PUEDE FALLAR

Con la urgencia de evidenciar un cambio desde lo actitudinal y desde lo futbolístico, Desábato pateó el tablero y apostó por más intérpretes de juego asociado, dejando de lado aquella idea del doble “9” que no le rindió frutos en los encuentros previos.

Así, con Sarmiento por derecha, Tití por el medio y el Demonio por izquierda, todos ellos detrás de Leandro Díaz, el equipo buscó desde el primer momento, apretando la salida de Aldosivi y atacando las espaldas de los laterales.

Sin embargo, la más clara de la etapa inicial llegó para la visita, con un error en el medio, producto de un mal retroceso que no supo hacer pagar Federico Andrada.

El ex River y Quilmes aprovechó una pifia de Guzmán, descolocado por un cierre que no fue tal de Gómez, y con campo y espacio recorrió por el centro para quedar mano a mano con Andújar. Allí, acompañado por Villareal, que llegaba desde atrás, intentó habilitar a su compañero, pero la defensa cerró bien y envió la pelota al córner.

Con ese primer aviso, Estudiantes pareció reaccionar, y tuvo en los pies de Sarmiento lo mejor de la etapa inicial. El juvenil Pincha generó cierto peligro juntando marcas y descargando para Godoy, quien falló en la puntada final, a veces ante Pocrnjic y otras con centros atrás que no llegaron a destino.

Ya cerca del cierre, García emuló a Batallini con un gran disparo desde la izquierda, pero el arquero del Tiburón se lució para mantener el cero.

Parecía que la igualdad no se rompería, pero a nada del pitazo previo a los vestuarios, el Pincha se durmió y lo pagó carísimo.

Tras un lateral en ataque, ni Sarmiento ni Godoy le impidieron a Milo lanzar un centro claro desde la derecha, que encontró a Iñiguez por el otro sector, para ganarle a Pasquini, cabecear de pique y vencer la valla de un Andújar que poco pudo hacer.

Con la falla, otra más, y en un momento y en un lugar donde no se puede hacerlo, el equipo se retiró al entretiempo buscando explicaciones.

NI LA URGENCIA LO DESPERTÓ

De cara al complemento, Desábato movió rápido el banco y Federico González ocupó el lugar de Leandro Díaz como referencia de ataque. Sin embargo, la imagen del Pincha en el segundo tiempo, y del partido en sí, lejos estuvo de alguna modificación e incluso se volvió peor.

Sin respuestas y sin caminos, el DT local apostó por la frescura de los jóvenes Di Pizio y Romero por Sarmiento y Gómez , y la complicidad de Ángel González. Pero nadie cambió una nueva jornada para el olvido en 1 y 57.

Apremiado por el marcador y también por el cronómetro, el Pincha buscó las subidas de Godoy por la derecha y no mucho más.

Pese a esto, terminó a puro pelotazo buscando a sus “torres”, con la desesperación como bandera y con la intención de revertir una historia muy compleja, en la que el futuro asoma como incierto.

Fue una nueva caída, la tercera al hilo en la Copa de la Liga Profesional, donde Estudiantes no parece encontrar el fondo.