Felicito a un amigo que trabaja en una empresa que, después de unos años malos, ha presentado buenos resultados.
Me mira con sonrisa de pillo y me da las gracias: "Sí, tenemos unos contables muy buenos".
Yendo a casa, voy pensando; sobre todo, en la sonrisa de pillo. Y de ahí me voy a los contables y de los contables a sus trabajos para darle colorido a un ejercicio bastante grisáceo.
Oigo al presidente Sánchez. Dice que aumentará el gasto militar, pero que no sufrirá el social.
Le van preguntando cuánto costará. Eso es fácil de contestar. Una simple regla de tres entre el porcentaje actual del PIB y el 2% que nos exigen.
Se enfadan con el secretario general de la OTAN porque dice que para el verano. Supongo que este señor ha dicho eso por si cuela.
Se reúne Sánchez con empresas dedicadas a armamento. No puedo evitar un mal pensamiento: os vais a forrar.
Para compensar, no puedo evitar un buen pensamiento: la construcción de Europa va hacia adelante. Ya falta menos.
Paralelamente, no puedo evitar una serie de preocupaciones: el final de la guerra de Ucrania en manos de todos excepto de Ucrania; la amistad de Trump y Putin; las apetencias territoriales de Trump, con las visitas a Groenlandia y sus referencias a Canadá, Panamá y alguna otra cosa que le pueda gustar; las apetencias territoriales de China con Taiwan ahí cerca...
Y en España, sin presupuestos, herramienta que no hace falta por lo que se ve y nos cuentan algunos ministros.
Leo que el 72% de la población mundial vive hoy en países con algún grado de deriva autocrática y veo que autocracia es "la forma de gobierno en la que la voluntad de una persona es la suprema ley" y veo los aplausos de los amigos de Sánchez a Sánchez diga lo que diga y oigo a a Sánchez decir que llevará al Congreso lo que haya que llevar y no llevará lo que no haya que llevar, mientras las ministras le miran arrobadas ("enajenadas, fuera de sí") y los ministros le miran arrobados, aunque un poco menos, y veo cómo desde el Ejecutivo se critica al Judicial. Y pienso que aquí hay algo que no acaba de ir bien.
Con tanto rollo y párrafos tan largos, veo que no he tocado un tema crucial: de donde saldrá el dinero. Porque la autorización de Europa para gastar más me recuerda los trabajos de los contables en la cuenta de resultados de la empresa de mi amigo.
Siempre me han gustado los eurobonos. Dinero que prestan a Europa avalado por Europa. Pienso que por ahí irán las cosas, que están liadísimas. Pero lo de la construcción de Europa sigue adelante.
A trompicones, pero sigue.