
Aitor Esteban en el Congreso de los Diputados.
Así ha traicionado el PNV de Aitor Esteban a su fundador Sabino Arana
El PNV actual ha dejado de ser el partido de Sabino Arana. A partir de ahora lo que tenemos es otra cosa.
En efecto. Que el PNV ha dejado de ser el partido de Sabino Arana es la conclusión más evidente a la que puede llegarse tras la reciente elección de Aitor Esteban Bravo como presidente del partido. Precisamente el cargo que ocupó en vida Sabino Arana Goiri.
Se trata de un hecho que ha pasado desapercibido. Y no sólo para los analistas de todos los medios, tanto de dentro como de fuera del País Vasco, sino también para los dirigentes y miembros del propio PNV, lo que demuestra el profundo desconocimiento del nacionalismo sobre lo que dejó escrito el personaje que lo fundó.
En diciembre del año pasado hubo una conferencia en la Fundación Sabino Arana sobre la figura de Engracio Aranzadi, alias 'Kizkitza'. Uno de los íntimos de Sabino Arana, director muchos años del principal periódico del nacionalismo antes de la Guerra Civil, el Euzkadi, y autor de la expresión, hoy habitual en el PNV (y atribuida por error a Sabino Arana), que dice que "Euskadi es la patria de los vascos".
La frase sirve actualmente para que aquel que se la crea pueda ser considerado nacionalista independientemente de su origen y condición.
La conferencia resultó muy indicativa del estado de opinión actual del nacionalismo acerca de sus principios fundamentales.
Que su autor no sea muy conocido ni tenga obra académica detrás es lo de menos. Lo que importa es que en la conferencia se volvió a repetir la idea de que el nacionalismo no fue una ideología racista, sino que lo único que quiso es defender una identidad autóctona frente a la llegada al País Vasco de finales del siglo XIX (concretamente a Bilbao y alrededores) de inmigrantes procedentes de otras partes de España.
Esta idea afirma que "el antimaketismo o rechazo de lo foráneo como factor de corrupción de la sociedad vasca es otro de los aspectos en los que Aranzadi coincide plenamente con Arana Goiri. No estamos hablando de la consideración de la raza vasca como superior a las demás, sino de recusación de unas costumbres y formas de vida que él considera como ajenas y que entiende que estaban socavando las esencias del pueblo vasco".
Aquí ya, de entrada, se ignora que Aranzadi fue otro racista de tomo y lomo que afirmaba que la organización política vasca (similar por otra parte a la de otras regiones españolas coetáneas) constituía una "acción singular y maravillosa suficiente por sí sola para colocar a la raza vasca sobre todas las razas de la tierra por su capacidad y virilidad".
"Sabino Arana tuvo el cuajo de imaginar lo que ocurriría si se produjera en el futuro esa integración en lo autóctono de los inmigrantes recién llegados al País Vasco"
Pero es que, además, eso de que el nacionalismo en origen no fue más que un movimiento de defensa frente al peligro de perder los valores autóctonos por la llegada de gentes de fuera es radicalmente falso.
Porque, de haber sido eso así, es de suponer que, en el caso de que los recién llegados se hubieran adaptado a lo autóctono y lo hubieran cultivado y defendido, como ahora hacen gentes como Imanol Pradales Gil y Aitor Esteban Bravo, no habría habido reproche del nacionalismo.
Es más, este habría ido desactivándose.
Pero Sabino Arana tuvo el cuajo de imaginar, precisamente, lo que ocurriría si se produjera en el futuro esa integración en lo autóctono de los recién llegados.
Y su respuesta fue concluyente: "Si fuese moralmente posible una Bizkaya foral y euskelduna, pero con raza maketa, su realización sería la cosa más odiosa del mundo, la más rastrera aberración de un pueblo, la evolución política más inicua y la falsedad más estupenda de la historia".
Lo cual representa el reconocimiento más evidente por parte de esta ideología de su racismo originario y, por tanto, de lo imposible que para Sabino Arana era la integración de los inmigrantes españoles en la cultura vasca.
Por si no hubiera quedado clara la idea, Sabino Arana la vuelve a repetir después de otra forma: "Si nos pusieran de un lado la muerte total y absoluta de Bizkaya, esto es, la extinción de su raza y su lengua y su desaparición de todo escrito y toda memoria referente a sus leyes e historia y hasta su mismo nombre, y del otro una Bizkaya maketa, independiente y regida por las leyes de nuestros padres, poseedora de nuestra lengua y heredera de nuestra historia, optaríamos por lo primero".
Es por eso que la elección de Imanol Pradales Gil como candidato y luego como lehendakari en ejercicio del Gobierno vasco pareció una revolución dentro del nacionalismo vasco.
Pero atenuada y explicable porque la figura del lehendakari, al fin y al cabo, es un instrumento político en manos del nacionalismo para captar cuantos más votos mejor. En este caso, del componente maketo, que es mayoritario en la sociedad vasca y que no conoce lo que dijo Sabino Arana.
"Tras la elección de Imanol Pradales Gil quedó preservada la composición inequívocamente aborigen de los órganos directivos del nacionalismo vasco"
Como le ocurre, por cierto, a Imanol Pradales Gil (lo cual por sí solo ya es escandaloso, tratándose del lehendakari del PNV).
El lehendakari, además, es una invención de tiempos de José Antonio Aguirre, a partir de 1936 en adelante. Algo inexistente en la época de Sabino Arana, fallecido en 1903.
Tras la elección de Imanol Pradales Gil quedó preservada, además, la composición inequívocamente aborigen de los órganos directivos del nacionalismo vasco, como quedó acreditado con la elección de los miembros de las distintas ejecutivas territoriales, donde ha habido una inmensa mayoría de apellidos eusquéricos.
La elección de Aitor Esteban Bravo como presidente del PNV supone, en cambio, algo distinto y cualitativamente trascendental, al ocupar un maketo el asiento mismo de Sabino Arana Goiri.
Se trata de la refutación completa del pensamiento del fundador, que se preocupó expresamente de prevenir esa posibilidad y de rechazarla de plano, adquiriendo el estatus racista y xenófobo que muchos no quieren ver y que siguen atribuyendo al contexto de la época cuando por aquel entonces, en Bilbao, el nacionalismo emergente se diferenciaba de todos los demás partidos justamente por eso: por su antimaketismo.
En el histórico frontón Atano III de San Sebastián, con motivo de la elección de Aitor Esteban Bravo como presidente del partido, los nacionalistas desplegaron un tifo en medio de la tribuna principal con una imagen gigante de Sabino Arana. La imagen aludía a los 130 años que el partido cumplirá el próximo día de San Ignacio, el 31 de julio.
Pero lo que podemos decir ya es que el PNV actual ha dejado de ser el partido de Sabino Arana. A partir de ahora lo que tenemos es otra cosa.
En palabras de su fundador, una aberración, una falsedad inicua, un sucedáneo tramposo dirigido en sus puestos principales por aquellos a quienes Sabino Arana no sólo negó su condición de vascos, sino también la posibilidad de que pudieran convertirse en vascos, por muchos méritos que hicieran para ello.
*** Pedro Chacón es profesor de Historia del Pensamiento Político en la UPV-EHU.