Estas son las siete maravillas naturales de España que rivalizan con las del mundo

En el corazón del Pirineo aragonés se alza un coloso calcáreo que lleva siglos deslumbrando a alpinistas, familias y amantes de la biodiversidad.
El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es un viaje en vertical por fósiles marinos, glaciares moribundos, praderas floridas y cañones profundos.
Las rutas senderistas —de todos los niveles— discurren entre pozas turquesa, hayedos en llamas otoñales y paredes que parecen sacadas de una epopeya. Un espectáculo para todos los sentidos.
Timanfaya: caminar sobre el fuego en Lanzarote
El Parque Nacional de Timanfaya es el único rincón de Europa donde aún se puede sentir el corazón ardiente del planeta tan cerca de la superficie.
A pesar de que la última gran erupción ocurrió hace más de 200 años, el calor subterráneo permanece. Sus paisajes, esculpidos en lava solidificada, ofrecen un catálogo hipnótico de formas y colores que van del negro al rojo.
Más allá de la zona volcánica, los viñedos cultivados sobre ceniza demuestran que, incluso en la tierra quemada, puede brotar la vida.
Garajonay: una selva que sobrevive desde la era de los dinosaurios
En el centro de La Gomera, envuelta en brumas y silencio, se esconde una joya natural: el Parque Nacional de Garajonay.
Sus bosques de laurisilva, reliquia viva de la Era Terciaria, transportan al visitante a un mundo primigenio.
Barrancos profundos, árboles cubiertos de musgo y senderos envueltos en niebla conforman un ecosistema único, de los pocos que quedan en el mundo, modelado durante millones de años por el agua y el viento.
Doñana: la frontera líquida entre el río y el mar
En la desembocadura del Guadalquivir, entre Cádiz, Huelva y Sevilla, se extiende un mosaico de marismas que cambian de forma y color con las estaciones.
El Parque Nacional de Doñana es un refugio para cientos de miles de aves migratorias que encuentran en sus aguas y arenas un punto de paso vital entre Europa y África.
La belleza de este santuario radica en su fragilidad: es un espacio mestizo, mutable, donde tierra, mar y río se entrelazan sin límites definidos.
Picos de Europa: del cielo al infierno en cuestión de metros
Este macizo, que se eleva abruptamente en el norte peninsular, condensa en pocos kilómetros una diversidad abrumadora.
Ascender por sus canales es recorrer ecosistemas en vertical: desde las verdes gargantas donde corren arroyos cantarines hasta las cumbres escarpadas donde el agua desaparece entre la roca.
Pero también es un paraíso para paseos tranquilos por praderas idílicas, sin necesidad de cuerda ni vértigo. Un territorio que lo tiene todo.
Ses Illetes: el Caribe mediterráneo está en Formentera
Arena blanca, aguas azul zafiro y un islote virgen a escasos metros forman el trío mágico de esta playa balear, considerada una de las más bellas de Europa.
Pero Ses Illetes es más que postal: bajo sus aguas crecen praderas de posidonia, una planta marina endémica del Mediterráneo que actúa como pulmón marino, protege la costa y da hogar a miles de especies. Un paraíso donde el lujo es simplemente flotar.
El flysch de la costa de Gipuzkoa: un libro abierto de la historia de la Tierra
Entre Zumaia y Mutriku, la costa vasca ha quedado esculpida en una impresionante formación geológica que alterna capas de roca dura y blanda, como si fuera una milhojas de piedra.
Este fenómeno, conocido como flysch, se ha convertido en una referencia para los geólogos del mundo y en un espectáculo visual para cualquiera que se asome a sus acantilados.
Un lugar donde la ciencia y la belleza caminan de la mano, frente al rugir del Cantábrico.
España, un país con paisajes de otro planeta
Estas siete maravillas no son solo destinos turísticos: son monumentos naturales que revelan la historia de la Tierra, la capacidad de adaptación de la vida y la riqueza de nuestro territorio.
Ya sea bajo la niebla de un bosque ancestral o al borde de un cráter volcánico, estos lugares invitan a contemplar, respetar y preservar. Porque no hace falta salir del país para sentir que viajamos por el mundo.
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